Para la obtención de hipoclorito sódico. Líquido hipocarrel. Dakin.
El hipoclorito sódico (lejía), descubierto en 1785 por el francés Berthollet, empezó a utilizarse a principios del siglo XIX. Pero la lejía industrial habitual tiene una concentración de cloro activo demasiado elevada para poder ser utilizada directamente para la desinfección de heridas. Es necesario disponer de lejía diluida o de menor concentación. Alexis Carrel y Henry Dakin, en la primera Guerra Mundial propusieron este tipo de desinfectante asociado con ácido bórico. No obstante, anteriormente, el mejicano Francisco Montes de Oca, en 1860, lo introdujo entre los cirujanos militares para desinfectar los campos quirúrgicos, las camas de los enfermos, en el lavado de manos previo y durante las intervenciones quirúrgicas y para lavar las heridas. El bacelonés Licerio Arnalot, propuso en 1919 este aparato que genera hipoclorito sódico a una concentación de como máximo 0.5% de cloro activo. El hipoclorito se genera de acuerdo con el método Solvay, es decir, mediante la electrólisis de una solución acuosa de cloruro de sodio.
El aparato consta de una célula electrolítica alimentada por corriente continua de 125 Volt que se genera en el motor eléctrico que hay situado en la base. Este motor alimentado con corriente alterna, dispone de cuatro escobillas en un plato giratorio que actúa com rectificador.
En el depósito superior se introduce por el embudo (no figura en la foto), la solución de cloruro de sodio. Este, circula por gravedad hacia el serpentín situado en el interior del depósito grande que actúa como refrigerante, alimentado por agua corriente. El modelo anterior a este, no disponía de un serpentin para refrigerar la solución obtenida y al calentarse, se perdía cloro.
La disolución pasa diversas veces por la célula electrolítica hasta adquirir la concentración deseada. Para verificar la concentración obtenida se realizaba el análisis in situ, en la bandeja del mismo aparato según la tabla pegada al depósito. El funcionamiento podía programarse en tiempo mediante el reloj (que funciona pero no hemos podido recuperar la esfera ni la aguja) o bién manual. Como instrumentos de control, el aparato se completa con un amperímetro y un voltímetro. Este aparato funcionó en la farmacia de Narcís Viader Font en S. Sadurní d’Anoia desde 1938 a 1950.
En el motor hay una placa que dice: Rectificador Arnalot. Casa Hartmann Barcelona. 125V 15 A Nº 165.
Referencias: Revista La Farmacia Moderna 10 de junio de 1928. El hospital de la Santa Creu i Sant Pau, de Barcelona, adquirió un prototipo en 1918 para hacer pruebas. Dado el éxito que obtuvieron compraron uno en 1929.
Este singular aparato fue donado por Ramón Viader, al Museo de la Facultad de Farmacia de Barcelona, donde permanece expuesto en el hall de entrada.